en la palestra de desconocidos
buscó a su lado el calor
y simulando mojarle el oído
le besó el cuello y le dijo:
me gustas tanto
quisiera aprenderme tu nombre
me gustas tanto que
no sé por donde voy.
me le acerque suspicaz
y le tendí un anzuelo
vamos a fumar un porro ahí.
me gusta verte reír
me gusta tanto tu coqueteo
me gusta verte reír
me gusta tanto tu coqueteo.
tengo una idea
no me hables de ti
y mucho menos de tu pasado
algo en tus labios color carmín
sugiere que vayamos al grano.
me gustas tanto
ResponderEliminarme gusta verte reír
oooh, la alegría llegó y se que no dura para siempre
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